Es un hecho que nadie se prepara para ser padre y ser hijo, eso lo vas aprendiendo sobre la marcha.
Cuando eres padre, el amor es lo que despierta ese instinto, no digo que no cometamos errores, pero es parte de la vida.
Pero que pasa cuando te toca ser hijo, cuando tienes que ver a tus padres envejeciendo y tan dependientes de ti.
Nadie te prepara para que cada noche tengas que calmar a tu madre porque no reconoce su casa, en donde te pide la lleves con su papá, busca a tus hermanos debajo de la mesa como si todavía fueran unos niños.
Es un golpe muy fuerte en donde la paciencia y el amor es lo que saca a flote esos momentos tan intensos y tristes.
El platicarle a tu madre que su papá ya murió y su mamá también, es muy difícil, hasta ahora ya se como hacerlo, recordándole poco a poco parte de la vida de mi abuelo, y a las personas que cuidaron de él , dos mujeres que estuvieron con mi abuelo hasta el final.
Cuando por fin recuerda a esas dos mujeres, entonces admite que ya murió su padre, y tristemente te dice, entonces ya no lo puedo ver.
Se me parte el corazón de escuchar como lo dice, y así cada noche hay que recordarle muchas cosas, que sus hijos ya estamos grandes, que tenemos una familia y que cada quien esta en su casa y por eso no están con ella.
Cuando al fin empieza a pensar y a razonar , poco a poco se tranquiliza y el sueño la empieza abrazar, casi siempre vuelve a pedir su cena, aunque ya haya cenado, pues se le ha olvidado, solo pide un taza de café y pan, La chica que con mucho cariño la cuida todo el día, le prepara su leche sin café para que pueda dormir, y cuando termina la lleva a su recamara y la ayuda a acostar.
Acaso alguien se puede preparar para eso, dicen que los adultos mayores son como niños, pero es más que eso.
Ellos tienen una lucha constante entre su pasado y su presente, confundiéndose a tal grado que tienen miedo, piensan que la gente que los rodea les esta mintiendo.
Les da pena si se hacen pipi, y esconden su ropa interior, los hábitos que antes tenían los retoman en forma desordenada, como sacar y meter ropa a los cajones, o simplemente los dejan totalmente vacíos, su dinero lo esconde en diferentes lugares, aunque despues ya no se acuerda en donde los dejo.
Sin darse cuenta tiran cosas a la basura, su dentadura la deja en diferentes lados, camina con dificultad, algunas veces se deja ayudar, otras se molesta y no quieren que la toquen. Tal vez ya no quiera bañarse, pero puede ser porque le da miedo caerse, pero también le da pena que la ayuden y la vean desnuda.
Si estas en la misma situación, no te sientas culpable si se te hace pesada la carga, es natural, es una carga sentimental muy fuerte, que nadie puede llevarla como si fuera cualquier rutina, los viejitos no son como niños, realmente tienen sus complicaciones y es muy difícil comprenderlas y sobrellevarlas, sobre todo porque son tus padres, esas personas que alguna vez fueron fuertes e independientes.
Que tanto debemos hacer para ayudar, nadie tiene la respuesta, tal vez ... lo que este en nuestras manos, sentirse culpable, llorar, enojarse por la impotencia, es inevitable, pero el desentenderse no es aceptable.
Como hijos hay que hacer lo que se pueda, y preparar a nuestros hijos para cuando nos llegue ese momento, que no se sientan culpables si no nos pueden cuidar y nos tienen que encargar a otras personas, en caso de que tengamos la posibilidad deberíamos ahorrar para cuando llegue ese momento, pues el dinero desafortunadamente es muy importante, en cualquier circunstancias, hay muchos gastos.
Lo que si es un hecho, que cuando ellos falten, los vamos a extrañar.
Todo esto es muy doloroso para mis hermanos y para mi, pero internamente nos sentimos afortunados de poder acompañar a nuestra madre en esta etapa tan difícil, aunque tal vez ella no se de cuenta, pero nosotros lo sabemos y eso nos hace un poco fuertes para seguir a su lado hasta que nos diga adios.